- ¿Y por qué esa
constante evolución, esa búsqueda que no cesa? ¿Qué busca Dolors Alberola en la
poesía?
- Quizás busco la luz, lo inalcanzable, el ser, la razón o el espíritu
de la propia palabra. Busco reinventar lo ya sabido, disfrazar la nostalgia,
amedrentar la pena, olvidar lo mal hecho. Tal vez me busco a mí sin muerte y
encontrar lo cifrado de la música.
- En parte estoy de acuerdo, aunque me temo que lo del registro
lingüístico de las redes sociales o, al menos, algún enlace, pertenece a uno de
mis inéditos; pero sí, intento un lenguaje de hoy, que no pierda la serenidad y
la elegancia del de ayer, la metáfora recién sacada de la tinta, la sorpresa o
el golpe.
- Sin embargo, Máquina, Meteoritos y Dasein
parecen recuperar el registro a que estamos acostumbrados, dando paso, eso sí,
a vocablos y construcciones procedentes del entorno mediático, como si la poeta
hubiese efectuado un proceso de selección y depuración a través de los otros
dos libros, ¿es cierto?
- Quizás hay menos artilugio en éstos, menos sonoridad, menos
atrevimiento en cuanto al silabeo, pero en cambio la metáfora sigue siempre el
camino de la indagación, el adentrarse en la selva de la sílaba para salir
radiante. Yo no diría que depuro, más bien que me echo al cauce, que me atrevo
a saltar sobre el abismo, que no comprendo la matemática exacta en esta
antimateria, a pesar de admirar al número y el símbolo.